Mostrando entradas con la etiqueta facebook. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta facebook. Mostrar todas las entradas

martes, 15 de noviembre de 2011

De caras y caretas (y gente estúpida)

Cómo intentar denunciar al caretaje, que se come todo a su paso, y no quedar como un careta más que se la da de intelectual?

Es lo más difícil del mundo y me rompo la cabeza todos los días pensándolo.

Si hago una relectura simplista de Adorno y Horkheimer puedo darles toda la razón y decirles: estamos cagados, la gente es cada vez más pelotuda. De todos modos, a los ojos de la crítica frankfurtiana seguramente yo califico como un pelotudo más, un consumista.

Puedo llegar a admitir parte de eso. Porque en esta sociedad nadie safa de convertirse en un idiota o al menos comportarse como tal en algún momento de su vida.
La pelotudez de la gente está a la vista. Abramos FaKebook. La gente es feliz. La gente es profunda. La gente es… idiota. Basta. No pesa la careta?

Y peores son los Mesías. Los falsos hippies, los falsos artistas. Basta. Van arruinando todo con cada letra que escriben en un muro. Dejen de posar. No tienen nada para decir. Sólo reproducen y quieren ganarse la admiración del resto de los idiotas que idolatran lo que venga.

Todo está tan forzado. Es increíble como soportan el peso de estar actuando todo el tiempo. No son artistas, no son creativos. Sólo les importa ser cool y que la gente les diga “Wow, sos re artista”. Yo les digo “Son unos pelotudos”. Y digo todo esto a riesgo, bien sabido, de quedar como el que se quiere hacer el renegado (Lorenzo Lamas -platillos por favor-); el que quiere nadar contra la corriente; el que se quiere hacer el crítico, el intelectual; el resentido por no ser popular?; en fin, el cool?

Basta.

PD: ahora cuelgo esto en FaKebook. Ojalá alguien lo lea y recapacite un poco. O en su defecto, se sienta como un idiota.

jueves, 23 de diciembre de 2010

Yo tengo facebook y lo odio (parte dos)

Sobre las páginas de facebook:

A la gente de la que hablé anteriormente no le alcanza con solo contar cada segundo de su vida. Van por más. (Algo que se les debe reconocer es que siempre intentan superarse). ¿Cómo obtener este plus de estupidez? Fácil, 3 palabras: Páginas de Facebook.

Por ahí yo soy muy complicado (lo admito), pero creo que cada acción que hago me define. Algo así como “sos lo que hacés”. Entonces veo a FB como una forma de mostrar quién sos, o más bien cómo sos. Más que nada digo esto por las características que tiene. Ejemplo son los apartados “intereses”, “actividades”, “creencias”, “películas”, “libros”, etc., etc., que uno puede llenar según sus preferencias. Hasta ahí vamos bien.

Acá es cuando aparecen las páginas de FB. Cada vez que te unís a una página de FB, ésta va a llenar alguna de las categorías que mencioné. Por esto, como obsesivo que soy, elijo bien a cuál me voy a unir (recuerdo: yo, efectivamente, me “vendí” a FB y por eso lo uso –aunque con más responsabilidad y menos recurrencia que la mayoría–). No me voy a unir a cada boludez que se me aparezca. ¿Qué necesidad tengo? Ninguna. Solo me uno a lo que siento que me representa/identifica o me gusta. (Tengo la paranoia de que debo ser consistente entre lo que realmente soy y lo que digo ser).

Y aquí la diferencia con el típico usuario de FB.

¿Para qué moderarme y unirme a algunas páginas si puedo unirme a todas? Estoy 99 por ciento seguro que se les pasa eso por la cabeza.

Y la escena y los actores se repiten: Nico abre facebook para ver qué onda Paul McCartney (por ejemplo) y se tiene que fumar todas las publicaciones de los “amigos”. Lo mejor de todo es cómo queda estructurada la publicación cada vez que alguien se une a una página. Ejemplo: A Nico le gusta (con el thumbs up) Paul McCartney. Entonces agarrás, vas bajando y empezás a leer: A Fulano le gusta Comer comida. BIEN! Dentro de todo es sensato. Pero si tan solo terminase ahí.

Seguís bajando y lees: A X le gusta Comerse uno de bondiola en ayunas (todo bien, yo prefiero unas tostadas), A X le gusta Olerse la mugre del ombligo (sobre gustos –por raros que sean– no hay nada escrito), A 3 amigos les gusta Unirse a páginas boludas, A X le gusta ¬¬ (sí, le gusta “¬¬”), A X le gusta A que junto 40 boludos que se unen a esta página, A X le gusta Odio que Brad Pitt me llame cuando estoy con Johnny Deep en la cama (hay 68000 personas unidas; no dejan títere con cabeza estos pibes!), A X le gusta llegaste? No, soy un holograma. Boludo! (esta frase, por lo menos, sirve para la vida diaria), A X le gusta Ves a un chabón feo y le decís a tu amiga Mirá, tu novio, A X le gusta Babear la almohada, A X le gusta Que cornudo/a que sos!, A X le gusta Risa-Maligna-Muahahahahahaha (…), A X le gusta ¿No odias cuando un oso intenta comerse a tu bebe? (no entiendo), A X le gusta Las bolas de polvo que crecen debajo de la cama y de repente cobran vida (está hablando del faso… ), A X le gusta Tirarse un pedo sin que nadie se de cuenta y sentirse un Ninja (Tomá! Qué me decís al respecto? Son unos boludos. Aunque… soy sincero, me hizo reír). Y muchos más todavía, tantos que ya no se me ocurren*. Pero he leído cada cosa. De no creer. Y no son solo los nombres, sino la cantidad de páginas así. Y la cantidad de gente que se une.

La solución: la misma. Las listas de contactos. Te armaste tu lista de contactos y chau, no te bancas más esas idioteces que, unidas con las simpáticas actualizaciones de estado (que comenté en el post anterior), crean la tormenta perfecta.

Pero es inevitable quedarse pensando: Qué onda que yo no me uno a todas esas boludeces. Todos se unen y yo no. ¿Soy un anormal? Queda abierta la incógnita, porque no tengo una respuesta (por ahora). Pero para mí, y por ahí le erro, son todos unos boludos. Pero bien, de onda lo digo.

Punto aparte. Llegué, también, (como quien no quiere la cosa) a la conclusión de que soy una persona bastante simple; en tanto y en cuanto se relacione la simplicidad de personalidad al número de páginas que a uno le “gustan”. Si te ponés a mirar algún perfil ajeno ves que un número importante está unido a dos millones de páginas, de las cuales 1.999.999 son idioteces. Personalidades complejas, sin duda. Eso es FB, cuna de los complejos espíritus modernos. Fua!

Sigue. Pero ahora me despido (aunque quedan un par de cosillas por decir).

*Muchas de las páginas que nombro son reales, aunque algunas son una “caricatura” de la situación que se vive actualmente en FB. Lo sé, es preocupante.

PD: estos últimos días me vi obligado a entrar a FB y salir inmediatamente porque no puedo ingresar en mis listas. Como por arte de magia, ya no las puedo usar. No quiero ser un perseguido, pero es posible que a alguien no le guste que hable así de esta red social y estén tratando de intimidarme. Me siento el Sr. X. Temo por mi vida…

Licencia de Creative Commons
This obra by Nikolai is licensed under a Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported License.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Yo tengo facebook y lo odio (parte uno)

Por más contradictorio que parezca: Tengo facebook y lo odio. Simple.

¿Por qué lo tengo? Porque como el celular, por más que lo aborrezcas, debés tenerlo (porque el resto del maldito mundo lo tiene, y es eso o convertirte en ermitaño e irte a vivir a la montaña).

Hace tan solo poco más de un año, yo era uno de esos que orgulloso decía: NO TENGO FACEBOOK (y me la banco!). Me sentía más “especial” perteneciendo a la minoría. Era como no "venderse" y ser realmente libre de todo. (Y esto de la libertad es un tema aparte).

Varios me decían: “Ya vas a caer” como si de algo inevitable se tratase. Hasta que pasó. Llegó el momento en el que caí (y por eso hoy estoy escribiendo este post).

Unos compañeros de la universidad habían filmado un video, supuestamente, graciosísimo y como yo no tenía facebook no podía verlo. Me insistieron (e incluso aplicaron complicadas técnicas de convencimiento) hasta que me abrí una cuenta porque quería saber de qué tanto hablaban*.

Del video en cuestión ya ni recuerdos tengo, así de bueno debe haber sido. Pero lo importante es que había ingresado al maléfico mundo de las redes sociales.

En un primer momento, me entretuve y me la pasé de perlas “descubriendo” todas las “posibilidades” que te brindaba facebook. Comencé, lo admito, a usarlo compulsivamente y me envicié con más de uno de sus juegos online (supongo que para eso están diseñados, para que la gente se haga adicta). Pero el amor solo duró 2 meses (aunque hace un mes tuve una recaída; la mente a veces es débil y las capacidades de persuasión de estos juegos, créanme, muy poderosas). Sin embargo no todo fue en vano, en ese tiempo pude darme cuenta de una de las cosas esenciales de FB: el grado de idiotez de la gente que lo utiliza. No de toda la gente, sino de la gran mayoría.

Lo normal sería, no sé, utilizar el espacio para avisarle algo a alguien, para colgar un video que viste y te pareció copado, para poner un fragmento de tu canción preferida, etc. (Y el “etc.” debe entenderse dentro de un espectro de cosas lógicas y esperables). Todo bien. Hasta ahí lo soporto.

Pero otra cosa, muy distinta, es actualizar constantemente tu estado contando lo que estás haciendo. “Cocinando unas ricas milanesas”. “Haciendo el tp. de … (x materia)". ”Me fui a laburar”. “Me voy a comer con los chicos/as”. ”Con … (tal persona) mirando la tele”. “Al cine con .. (x)”. ”Hoy a … (x boliche). Detallan cada minuto de sus vidas con una precisión, dios mío, increíble. Y no me extrañaría que un día de estos alguien publique “En el baño, con una terrible diarrea”. El abanico de posibilidades es muy amplio e insólito. Doy fe.

Pero no gente, posta: a quién le importa?

Respuesta: al resto de ellos. A los que, como ellos, aplican esa misma metodología. Mientras que se toman un recreíto de contar lo que hacen o dejan de hacer, aprovechan para ver qué hacen los demás. Y yo, como muchos otros, sufren (sufría) como cuando te tenés que bancar el humo del que te fuma al lado (en el caso de que no seas fumador). Porque FB también tiene sus cosas buenas: podés “seguir” tus series o artistas / bandas preferidas y enterarte de las novedades. Pero… a qué precio? Tener que comerse toda esa vorágine de idiotez, solo para leer una o dos cosas que valen la pena es demasiado. La estupidez no conoce de obstáculos, aquí si aplica la frase “el cielo es el límite”. Y dirán "Y ahora, quién podrá defenderme?" El Chapulín Colorado no puede, ya es víctima del nefasto sistema de grupos de FB.

¿Es este el fin?

No. Cuando todo parece perdido, ahí es cuando el buen José Facebook también nos tira unas migajas a los “normales” -creo que como no formo parte del grupo que describí en toda la nota, más que normal, soy un raro o al menos un anti-social, pero bueno...- y nos da (con lástima) la opción de armar listas de contactos.

Te toma un buen rato, pero lo vale. Te armás tu listita, que sabés que vas a consultar siempre, y problema resuelto. La próxima vez que entres a FB recurrís a tu hermosa técnica de supervivencia y te enterás solo de lo que te querés enterar y no de si a Fulanito se le quemó la ensalada mientras se sacaba fotos para actualizar su perfil.

Esto sigue, lamentablemente.

PD:

  • No me la doy de intelectual, solo tengo acceso a internet (como la mayoría de los usuarios de facebook).
  • Perdón si por momentos me puse muy "comillero".

*la curiosidad mató al gato.


Licencia de Creative Commons
This obra by Nikolai is licensed under a Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported License.