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viernes, 20 de enero de 2012

Reciclando

Lo siguiente formó parte de un "artículo" para una "revista de música" que presenté (junto a un compañero) como t.p. final en un curso de diseño editorial. Obviamente lo importante del trabajo era el diseño, pero como el tema me encanta no pude resistirme a escribir personalmente los comentarios de los discos.

El artículo consistía en una suerte de top 10 de discos preferidos, como si yo fuese palabra autorizada para hablar de música.

Esto fue lo que escribí en ese momento. (Hoy, un par de meses después, me doy cuenta de que debería meter algún disco de Oasis).


Mis 10 discos fundamentales

Escribir sobre mis discos favoritos? Si fuese por mí me la pasaría hablando de mis preferencias musicales.

Personalmente me siento un curioso. Me gusta escuchar cosas nuevas y suelo jactarme de escuchar a muchos artistas que la mayoría de las personas desconoce. Soy adepto del método de la bola de nieve, escucho un artista y voy enlazando discos. Suelo decir que, a diferencia del común de la gente, yo elijo qué escuchar y qué no.

Me cuesta mucho descubrir algo bueno de la radio o de ver videos en Mtv. Casi diría, y perdón si alguien se ofende (en realidad me vale muy poco), que lo que los distintos medios musicales promueven es pura basura o, en un número importante de casos, carece de calidad. Que se piense en la música como algo comercial es algo que me apena. No voy a ser idiota y hacerme el desentendido de la cuestión eje de esta sociedad. Por la plata baila el mono dicen, no? Pero a mi modo de ver las cosas hay formas y formas. Todo radica en la genuinidad del artista. Y uno con el tiempo aprende a darse cuenta de quién hace las cosas por amor a la música y quién las hace por amor al billete. Y lamentablemente todo lo que tiene difusión apesta a billete. Yo propongo un  “Basta de prostituir a la música”. O cortemos con el préstamo de significados y no llamemos música a aquello que no lo es. No estoy en contra de que se lo llame entretenimiento y el que quiera disfrutar de tales productos que los disfrute, a ellos les digo Chapeau!; pero no mezclemos las cosas. La música es la música. Tíldenme de elitista, de ortodoxo, pero con la música no se jode. Hay muchas cosas que no me gustan pero que aun así soy capaz de reconocerles el mérito. Pero lo que no es música, no es música. End of the discussion.

Se va a notar a la legua que mis preferencias pendulan hacia un tipo de música en particular. Y lo defiendo a capa y espada. Para mí no hay nada más grande que The Beatles. Pueden intentar meterme otra idea en la cabeza, pero ya les aviso que sería inútil.

Ahora, con ustedes, los elegidos. Que lo disfruten.


1-The Beatles - Abbey Road (1969)
And in the end the love you take is equal to the love you make…

No es un disco. Ni siquiera es música. Es mucho más que eso. Es la obra de arte total. Abbey Road resume todo. Con él, el pasado deja de tener sentido. Inicio y final. Ya está todo dicho.

En los papeles, fue el último disco de The Beatles como The Beatles. Y aunque las despedidas nunca son gratas, en este caso quien escucha entra en trance y quiere repetir el momento una y otra vez. Hasta la locura.

Es la pieza de colección definitiva. Perfecta por donde se la vea. Diecisiete tracks. Cuál es el mejor? Ninguno. Cuál es el mejor?  Todos.

En apenas pasados los tres cuartos de hora dan cátedra, individual y colectivamente, y enseñan de qué va el verdadero rock. Cuarenta y siete minutos, veintitrés segundos de pura genialidad.

No voy a obviar la cuestión de por qué Abbey Road y no Sgt. Pepper´s. El sargento es otra bestia, gigantesca. (A estas alturas no tiene sentido comparar entre obras beatles; qué queda por hacer cuando todo es perfecto?). Tiene una de las mejores canciones de la historia -A day in the life- y rompió con todo no sólo en materia musical. Rompió absolutamente con todo. Rompió con el mundo. Sgt. Pepper´s cambió la historia. Y todo como parte de lo que Paul dijo un “intento” de hacer un disco parecido a Pet Sounds  de The Beach Boys, otra obra maestra de la música popular.

Pero volviendo al tema, Abbey Road me da más sentido de totalidad. Ojo, es una apreciación personal. En gran parte por el medley ese que se genera en la segunda parte del disco y que es un cóctel rompecabezas. O para que se entienda mejor: destroza cabezas.

Abbey Road es un paseo por la geografía de la música y de las sensaciones. Se le canta al amor, a la vida y a la muerte, a la locura, al espíritu, al universo. Se le canta a cuanta cosa  uno pueda imaginarse, y todo eso a través de una increíble armonía y equilibrio.

Desde la construcción del disco como tal, sólo se puede decir que se trata de un trabajo impecable. Desde el disco como pieza de arte, lo veo insuperable. Es la justa despedida. No por capricho es el último disco genuinamente beatle. No es casualidad que tenga la última canción que The Beatles grabaron juntos y que ésta se titule The End. Todo estaba finamente orquestado, y el mensaje fue claro: al final, el amor que recibís es igual al amor que das.

2-Bob Dylan - Highway 61 Revisited (1965)
Y un día se hizo la electricidad…

Este es el disco en que Dylan deja de ser Dylan para transformarse en Dylan. No se entiende la diferencia? La historia es así: el pasaje de lo acústico a lo eléctrico; que le valió al pobre Bob más de una abucheada, y hasta que lo traten de Judas y traidor.

De este tiempo es el mítico suceso del Newport Folk Festival en el que uno de los organizadores quiso agarrar a hachazos los cables de los equipos de la banda. De estas épocas también se recuerda el “I don’t believe you. You’re a liar… Play it fuckin’ loud”, hito de la música popular.

Con este disco se forjó el adjetivo “dylaniano”. Es el comienzo de mucho de lo que sería Dylan después y mucho de lo que el resto de los mortales tan sólo soñarían con imitar. Canciones tremendas, ya no de protesta y denuncia de matiz social, pero sí de denuncia contra demagogos, hipócritas, caretas; en fin, canciones llenas de ironía y descargo contra todos sus detractores así como también contra sus más acérrimos fanáticos, desilusionados por el giro que tomó la carrera del ídolo.

En este disco, y como apertura de la obra, aparece Like A Rolling Stone, a mi gusto la mejor canción de la historia. Poesía de la que sólo Dylan tiene la capacidad de construir. Increíble canción versionada incluso por los Stones y Hendrix.

Un álbum que no puede faltar en ninguna colección, sin dudas el mejor del querido Roberto.

3-Paul McCartney & Wings - Band On The Run (1973)
Tres Conejos tocando el tambor…

Otro discazo. En un principio pudo haberse sospechado de un fracaso prematuro; la banda se desmembró y quedaron ellos tres: Paul, Linda y Denny. El panorama no era prometedor. Por esas cosas de la vida quisieron irse a grabar a Nigeria. Ni pensaron que en el viaje iban a ser robados e iban a perder gran parte de las cintas maestras. La cosa se complicó un poco más todavía. Pero McCartney es McCartney, una cabeza genial. Y se las arregló para hacer este hermoso disco.

En Band On The Run, el ex beatle puso todo y demostró que nunca estuvo a la sombra de John. Despliegue 100 % de genialidad musical, tanta que asusta.

La canción que abre el disco, es la que lo titula y la que se convierte en el éxito instantáneo. Y todo remite a un verso en español que Paul, cuando niño, aprendió en la escuela. Casualidad? Eran tres los conejos. No tocaron sólo el tambor y todos fuimos testigos de ello.

4- John Lennon - Imagine (1971)
Podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único…

Gran disco de la otra genialidad beatle. Primer disco oficial en solitario y en el que se siente un Acá estoy yo, John Lennon.

Una de las canciones más lindas e himno de todos los tiempos titula y abre el disco y deja al desnudo a ese John que siempre luchó y defendió aquello en lo que él creía, la paz. Y ni así cayó en el cliche, porque la genuinidad se nota a kilómetros. Paz, amor, y denuncia. Hay para Yoko, hay para Paul, hay para la política, hay para todos. Lennon, sí señor. Y todo en un envase musical de contenido delicioso.

Algo que le da otro empujón más al disco: el fino aporte de George en las guitarritas. Con producción del loco de Phil Spector (cuando todavía no estaba loco). Disco que cambió la historia y que nos deja tremendo recuerdo del pasaje de John por esta vida. Amor.

5- George Harrison - All Things Must Pass (1970)
My sweet, sweet lord…

El beatle callado les tapó la boca a todos. Discazo, discazo con todas las letras. Y encima triple. El muchacho se lució y demostró que él también era un genio. Un disco espiritual y profundo que aún así da lugar al rock. Todo puede convivir y acá se nota.

El laburo de George es de lo más fino y tiene ese toquecito que nos vuelve locos, el toquecito que él le imprime a la guitarra. Por ahí anduvieron también los queridos Ringo, Clapton, Preston, Voorman y hasta Mal Evans. Y Dylan también, con el aporte en dos de los veintitrés temas del álbum. El mejor disco del hombre, que en la versión remasterizada de 2001 se dio el gusto de tocar junto a su hijo en una versión aggiornada de My Sweet Lord. Hare Krishna.

6- Rolling Stones - Exile On Main St. (1972)
Pensé que querías mi dinero, pero me robaste el alma…

Alguien dijo o supuso que el rock tiene que ser desorden y quilombo? No entendieron nada. O nunca escucharon este disco de los Stones. Qué se puede decir? Los tipos siempre tuvieron lo suyo y, rivalidad beatle aparte, en este disco la rompen. Jagger y Richards también son dos músicos de antología y que con el tiempo todo haya degenerado hasta llegar al pseudo-estilo rolinga (así, sin doble “ll”) da pena. Me la sigo jugando por que muchos de estos denominados “rolingas” nunca escucharon un disco entero de sus “ídolos”. Los Stones no se resumen a un pasito ni mucho menos a Satisfaction. Esta es la prueba más concreta.

7- The Beach Boys - Pet Sounds (1966)
Sólo Dios sabe…

Cómo hacían? No sería genial cantar como cantaban estos muchachos? Uf. Sin palabras. De qué planeta eran? Más allá de los intrumentos, de las letras, acá las protagonistas son las voces. Lo digo de vuelta, pero en forma de afirmación: cómo cantaban estos tipos! Dios mío. Armonía de manual. Incluso hay versiones del disco con las voces a capella. Piel de gallina y puro disfrute.

Brian Wilson, otro genio contemporáneo.

Otro datito, cuando a McCartney lo consultaron respecto de la inspiración para Sgt. Peppers dijo que ellos (The Beatles) sólo querían hacer algo parecido a Pet Sounds. Misión cumplida y superada. Y aún así Pet Sounds es uno de los mejores discos de la historia.

8- Pescado Rabioso - Artaud (1973)
Al flaco dale las gracias…

No piensen mal de mí. Lo sé, acá también hubo cosas geniales.

Formalidades aparte, este disco es del flaco Spinetta. Disco que nos deprime a los músicos y escritores frustrados. Esto es poesía. Desde el mismo título del disco. Poesía, fineza musical, y la voz del flaco. Cóctel irresistible. Imposible de imitar.

Sobre el hermetismo de la lírica no hay mucho que decir. Es sólo sentarse, agarrar unos buenos auriculares y abandonarse a la magia y a la delicadeza.

9- The Strokes - Is This It (2001)
Difícil de explicar…

Ya más acá en el tiempo traigo esta joyita de The Strokes. Los pibes debutan con tremendo disquito. Casablancas poeta moderno y urbano que baja a la tierra y habla de todo. Guitarras que dan placer, el bajo que marca muy bien su territorio y una bateria de la que muchos estarían más que orgullosos. Hoy más entraditos en años siguen haciendo lo suyo, con una que otra vuelta de tuerca, pero lo siguen haciendo bien. Es muy alentador saber que se cuenta con esta calidad de artistas. No todo está perdido.

10- Arctic Monkeys - Whatever People Say I Am That’s What I'm Not (2006)
Un cierto romance…

Estos pibes, que aparecieron muy pibes, dislocaron más de una mandíbula con el debut. Acá aparece el otro poeta moderno y urbano, Alex Turner. Que crece a pasos agigantados y que nos da confianza, a los temerosos, de que todavía queda mucho rock guitarrero por delante. Promesa cumplida y por cumplir, Arctic Monkeys es -a mi gusto- la mejor banda del momento y con mucho margen de diferencia respecto del resto.


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martes, 3 de enero de 2012

Cantautoreando por un sueño

Me he decidido a perseguir mi sueño(¿?). Ser músico. Oh yeah...

No, en serio. Ahora sí.

Mi meta este verano -estáción en la que el tiempo al pedo abunda- es poner a prueba mis capacidades artísticas/musicales y ver si realmente soy capaz de hacer música. Música propia.

Basta de versionar a mis ídolos, solo, en mi habitación. Estoy dispuesto a sumergirme en las profundidades de mi ser y ver qué hay y qué puedo tomar para darle vida a algo que sea estrictamente mío.

O sea que, en vez de rascarme la pancita, me pongo como objetivo veraniego: escribir y componer. Para qué? Para ver si puedo. Y en caso de poder, frustrarme y decir: "Por qué no me di cuenta de que quería ser músico cuando era más chico???". Agarrar y decirles a mis viejos: "Che... voy a dejar la universidad para dedicarme a la música". Salir a la calle y vivir la cruel vida del artista -porque obviamente mis viejos me echan de casa, voleo en el trasero mediante-. Y así caminar el camino, de a poco, hasta llegar al éxito, editar millones de discos, ser más prolífico que Bob Dylan, romper más esquemas que los Beatles, venderle los derechos de mi vida a Hollywood para que Scorcese haga una biopic sobre mi rockanrollera vida, etcéteras, etcéteras, etcéteras.

En fin, en resumidas líneas ese es el plan de acá a marzo. Aunque también debería mechar un poco con los apuntes que tengo que leer para rendir en febrero.

Ya que no me voy a ir a ningún lado quiero aprovechar cada segundo. Veremos qué sale.

Los mantendré al tanto.

Cambio y fuera (*).

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viernes, 5 de agosto de 2011

De profesión Cosplayer

O sea, todo bien. (Qué jodido abrir un texto con esta frase).

Está bien, te copan los dibujitos animados, comics, anime, manga, etc.

Te entiendo, a mí también me copan. Para que te des una idea: uno de mis ídolos más grandes es Goku. Tanto que en facebook (y ustedes saben cuánto odio facebook) estoy unido a un grupo que se llama "Yo también hice fuerza intentando transformarme en supersaiyajin". Ustedes dirán: "Ah, un boludazo". TOTALMENTE! Pero el caso es que del dicho al hecho hay un largo trecho. Y no lo dije yo, lo dijo... no sé quién lo dijo pero buen...

La cuestión es -y no quiero herir ninguna suceptibilidad-: Cosplayer???

Si te gusta el durazno bancate la pelusa.

Supongamos que te re cabe eso de disfrazarte como tu superhéroe favorito, perfecto, pero... ponele onda. Si vas de invitado a un programa de TV creétela un poco. No sé, estás en la tele. Hacé como que por lo menos sos re feliz haciendo lo que hacés. Un poquito de confianza. No te sientes encorbado, hablés como boludo y pongas cara de loser.

Digo todo esto porque vi a unos cuantos de estos pibes en AM y Leo Montero, como haciéndose el jodón, boludeaba a uno que medio se ofendió.

No sé, llego a la conclusión de que -al parecer- es condición sine qua non en la práctica de este hobbie adoptar una actitud ultra loser. Y no lo digo porque yo sea re vivo. Ojo, no confundamos las cosas! Lo que quiero remarcar es que se debe tener un mínimo de convicción respecto de lo que uno hace. Si vas como esperando que te tomen de boludo, es exactamente eso lo que vas a recibir.

Ahora, si me disculpan, me voy a mi cuarto a seguir practicando mi Kame Hame Ha que las fuerzas del mal no se van a derrotar solas...


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lunes, 28 de febrero de 2011

Politiks

Ya lo había dicho acá. El viejo Pablo me ayudó a salir del mundo de los MMORPG.

MMORPG… Qué diantres será esto, no? Pues, wikipedienló queridos amigos.

Aunque, para hacerla cortita, MMORPG equal to jueguitos on-line. Y yo no le jugaba a cualquiera. Le jugaba al Kingsage. Ju-e-ga-zo (aunque algunos puedan tirarme un acertado LAME!).

Sin embargo, tras todas las revelaciones post-Paul, de lo que me di cuenta realmente fue de lo mal jugador que era (MEGA LAME!). Dos veces perdí y tuve que empezar de vuelta y, del hastío que genera cualquier cosa que debe ser recomenzada desde cero, preferí dejar para siempre este mundo tan loco.

Pero nunca digas nunca. Y que acertado es este cliché con forma de sentencia popular.

Qué pasó ahora? Volví, volví a jugar. Incidí en el crimen. Pero esta vez -pssst! … sólo entre nos…- estoy jugando bastante bien.

(What a loser! Get a life!).

Antes era un muerto. Era carne de cañon; ese que no sabe jugar y sirve de alimento para los expertos. Eso era yo. Era, tiempo pasado.

Ahora estoy haciendo un buen papel. Estoy creciendo en el juego y ocupo el puesto número 44 de entre 3000 mil jugadores, aproximadamente. “Lo dejo a tu criterio”, como diría la conocida modelo que destaca por su escasa inteligencia. Las posibilidades son dos: o soy muy bueno o soy un vicioso. La respuesta es obvia…

(What a loser! Get a life!).

De todos modos, en este nuevo comienzo, me metí en las profundidades “reales” del juego. Hay todo un sistema de Alianzas (que vendrían a ser equipos) y en cada equipo hay capitanes. Es de esperar.

Yo siempre supe de esta clase de juegos, y sabía también que muchos de los que participan en ellos se lo toman con mucha seriedad. Nunca hubiese concebido ser una de estas personas que menciono. Pero resulta que sí, ahora soy uno más.

La historia es así: me hice varios amigos en esto. Uno de ellos ocupa un “importante cargo” en la alianza de la que formo parte, y me invitó a cumplir con el rol de Comandante de Batallón. Fuaaaa!! Grosso título.

Yo acepté, para ver qué onda. Ahora tengo a 10 players a mi cargo, tengo acceso a información ultra clasificada de la alianza (qué importante soy!), participo en votaciones, tengo responsabilidades, etc., etc., etc. Es casi como formar parte de una institución real, del mundo tangible (no del virtual). Y yo tengo un cargo. Quién me ha visto y quién me ve!

De aquí surge lo importante. Lo que da razón al título de este post.

Gracias a mi forma de darme a expresar por escrito (léase: forma “decente” de escribir), capacidad con la cual Dios -en su infinita gloria- me obsequió, pude ganarme el afecto y la estima de varios de los integrantes de la cúpula directiva de nuestra alianza; o sea, soy el mimado de los capos o -en su defecto- la mascota de los jefes (que no es tan buena como la primera opción).

Y esto con qué se come? No sé exactamente. Pero lo raro del asunto es que yo, Nicolás, me encuentro haciendo “política” en un mundo virtual e inexistente. El mismo Nicolás que -mediocre- en el mundo real es uno de los tantos que se desentienden e incluso hacen caso omiso de la política, en un juego se hace de aliados, compañeros, gente de confianza, y -por supuesto- detractores (muchos, pero todos la tienen adentro…).

Y vos pensarás “Qué al pedo que estás Nico!”



Sí, buen. Lo admito… pero un poquito nomás… tampoco la pavada…

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