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martes, 15 de noviembre de 2011

De caras y caretas (y gente estúpida)

Cómo intentar denunciar al caretaje, que se come todo a su paso, y no quedar como un careta más que se la da de intelectual?

Es lo más difícil del mundo y me rompo la cabeza todos los días pensándolo.

Si hago una relectura simplista de Adorno y Horkheimer puedo darles toda la razón y decirles: estamos cagados, la gente es cada vez más pelotuda. De todos modos, a los ojos de la crítica frankfurtiana seguramente yo califico como un pelotudo más, un consumista.

Puedo llegar a admitir parte de eso. Porque en esta sociedad nadie safa de convertirse en un idiota o al menos comportarse como tal en algún momento de su vida.
La pelotudez de la gente está a la vista. Abramos FaKebook. La gente es feliz. La gente es profunda. La gente es… idiota. Basta. No pesa la careta?

Y peores son los Mesías. Los falsos hippies, los falsos artistas. Basta. Van arruinando todo con cada letra que escriben en un muro. Dejen de posar. No tienen nada para decir. Sólo reproducen y quieren ganarse la admiración del resto de los idiotas que idolatran lo que venga.

Todo está tan forzado. Es increíble como soportan el peso de estar actuando todo el tiempo. No son artistas, no son creativos. Sólo les importa ser cool y que la gente les diga “Wow, sos re artista”. Yo les digo “Son unos pelotudos”. Y digo todo esto a riesgo, bien sabido, de quedar como el que se quiere hacer el renegado (Lorenzo Lamas -platillos por favor-); el que quiere nadar contra la corriente; el que se quiere hacer el crítico, el intelectual; el resentido por no ser popular?; en fin, el cool?

Basta.

PD: ahora cuelgo esto en FaKebook. Ojalá alguien lo lea y recapacite un poco. O en su defecto, se sienta como un idiota.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Con dulce de leche


Nada peor que ser una línea recta. Pero eso, sin embargo, no justifica embarcarse en el polo opuesto.

Si hay algo que me da escozor es la gente inconsistente; práctica e ideológicamente. No digo que un cambio en la forma de ver las cosas no venga bien de tanto en tanto; la monotonía, por naturaleza, es un garrón. Y que quede claro (me lavo bien las manos) que ni por asomo afirmo ser el rey de la coherencia, porque nadie –absolutamente nadie- resiste un archivo.

Actuar siempre según lo que uno dice a veces se vuelve insostenible y está permitido panquequear de vez en cuando. Pero tampoco da abusarse. Mucha gente se llena la boca hablando de tal o cual cuestión para, al otro día, sentarse en la vereda del frente y defender -a diestra y siniestra- los valores que (hasta no hacía tanto) detestaba y combatía fervientemente.

Es como, de repente… PUM! Barrilete (barrilete cósmico). Se unen a lo que solían definir como “el lado oscuro de la fuerza”. Y uno, que creía saber que tal persona luchaba por una causa x, ve a este susodicho sujeto (hombre o mujer) y piensa: “Momentito, momentito… Cómo es esto?”

No digo que hay que ser una persona 2+2=4. Pero un poquitito de coherencia con uno mismo no hace mal. Que la inconsistencia no sea tu única práctica consistente. O criticá en voz baja, así mañana no quedás mal a los ojos de los que -como yo- opinamos porque el espacio en blogger es gratis (y lo seguirá siendo -GUIÑO GUIÑO* Facebook-).

Gente panqueque. Cada vez hay más.

(Y la relación dulce de leche-gente no es alentadora. Ponete las pilas Serenísima!).


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viernes, 5 de agosto de 2011

De profesión Cosplayer

O sea, todo bien. (Qué jodido abrir un texto con esta frase).

Está bien, te copan los dibujitos animados, comics, anime, manga, etc.

Te entiendo, a mí también me copan. Para que te des una idea: uno de mis ídolos más grandes es Goku. Tanto que en facebook (y ustedes saben cuánto odio facebook) estoy unido a un grupo que se llama "Yo también hice fuerza intentando transformarme en supersaiyajin". Ustedes dirán: "Ah, un boludazo". TOTALMENTE! Pero el caso es que del dicho al hecho hay un largo trecho. Y no lo dije yo, lo dijo... no sé quién lo dijo pero buen...

La cuestión es -y no quiero herir ninguna suceptibilidad-: Cosplayer???

Si te gusta el durazno bancate la pelusa.

Supongamos que te re cabe eso de disfrazarte como tu superhéroe favorito, perfecto, pero... ponele onda. Si vas de invitado a un programa de TV creétela un poco. No sé, estás en la tele. Hacé como que por lo menos sos re feliz haciendo lo que hacés. Un poquito de confianza. No te sientes encorbado, hablés como boludo y pongas cara de loser.

Digo todo esto porque vi a unos cuantos de estos pibes en AM y Leo Montero, como haciéndose el jodón, boludeaba a uno que medio se ofendió.

No sé, llego a la conclusión de que -al parecer- es condición sine qua non en la práctica de este hobbie adoptar una actitud ultra loser. Y no lo digo porque yo sea re vivo. Ojo, no confundamos las cosas! Lo que quiero remarcar es que se debe tener un mínimo de convicción respecto de lo que uno hace. Si vas como esperando que te tomen de boludo, es exactamente eso lo que vas a recibir.

Ahora, si me disculpan, me voy a mi cuarto a seguir practicando mi Kame Hame Ha que las fuerzas del mal no se van a derrotar solas...


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martes, 1 de febrero de 2011

Some random bullshit

Les escribo en este día, más fresquito que los pasados, con un palito bombón helado en una mano y con el teclado en la otra.

Yo no sé qué me está sucediendo últimamente, pero cada vez tengo menos cosas para decir. Me corrijo: cosas "interesantes" para decir. Patrañas sobran. Sudo patrañas. Pero con abundancia de patrañas el blog se va al caño.

No hay inspiración, no hay con qué darle.

Barajé la posibilidad de hacer un post con todas las respuestas a los comentarios del post anterior, algo bien de escritor mezquino, pero no da. Pensé en solo actualizar el reproductor, lo que hubiese sido otra cobardía de mi parte. Pero no, no daba.

Hasta consideré confesar que veo Gran Hermano y que banco al grupo de los perejiles que, de a uno, están quedando de patitas en la calle. Más que nada para ser polémico, me caguen a puteadas y me tiren frases del estilo “Cómo podés ver eso, forro cara de falo?” y tantas otras sentencias amorosas como las que yo disparo contra cualquiera que admite, durante el año, ver Bailando por un sueño.

Y una vez dicho esto, explicar la diferencia entre ver y consumir un programa. Sincerarme y decir que el domingo, porque tenía cuarenta mangos de crédito (no acumulables, y que mañana mueren si no se gastan), mandé un mensaje votando para que se vaya uno de estos salamines. (A esta altura del post se dieron cuenta que me quedé con esta opción, confesar que veo Gran Hermano)

Yo mandé un GH 1 al 9009. Perdí todos los principios que alguna vez supe tener. Soy un careta.

Igual, después de que votas (los adentro un poco en el lado oscuro de la fuerza) te contestan con un “Tu voto fue registrado. Opción A para votar de nuevo. Opción B para … (some random bullshit que no recuerdo)”. Ja! Seré boludo, pero pelotudo todavía no! Tampoco la pavada.

Está bien que tengo crédito disponible para ser gastado en cualquier idiotez, pero la sensación en la que te sumergís después de haber gastado 5 mangos en un mensaje que no sirve para nada (más allá de que votaste para que salga el que era fija que se quedaba, cuando vos querías que se quede el que era fija que se iba) y que incluso vuelve al mundo aún peor, es nauseabunda.

En mi defensa, estamos en una época en la que todos se toman vacaciones. Incluso las series. Esto sí lo admito con total franqueza: soy un devorador empedernido de series provenientes de la tierra del Tío Sam. Y en estos meses se me complica, no hay mucho para ver.

Y mi vida se centra fundamentalmente en eso: ver la tele. Los canales, mientras, están reciclando temporadas y hasta que lleguen las nuevas pasa un tiempito. Recién ahora arrancan capítulos nuevos de algunas series y ahí sí: se va a cagar Gran Hermano.

Pero durante este mes y medio de abstinencia, GH fue un decente paliativo. Más que nada porque me cae bien el gordo Peluffo y Seba De Caro, que pueden decir cosas inteligentes a pesar de estar ahí: en el Debate de Gran Hermano. El resto (como dice una blogger que sigo): Todos putos! Y con esto hago referencia al resto de los “panelistas” del programa, que son ultra re puteables, dadas las actitudes que asumen -todos los lunes- para con el último expulsado de la casa.

Se desesperan por sobrarlos y forrearlos, a fuerza de una inteligencia y una cultura “superiores”, solo para dejar a los pibes como más boludos de lo que son. Porque let’s face it: ninguno de los “hermanos” es muy brillante que digamos. Pero es así, son flacos y flacas normales, promedio (o por debajo) que no te enlazan tres ideas juntas. Sin embargo, eso tampoco le da el derecho a uno de querer dársela de vivo y, usando palabras y frases pretendidamente inteligentes, forrear como forrean a los pobres pibes. Aunque bueno, esta gente también accedió a meterse a la casucha esa y bancarse lo que sea que venga después. Si te gusta el durazno, báncate la pelusa. No?

Ahora sí, me despido. No sé si sirvió para algo todo esto, yo me descargué (¿?). Y si no les gustó, sepanló:

ESTÁN NOMINADOS!


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sábado, 8 de enero de 2011

Los ecologistas

No soy activista ni nada, mi falta de compromiso total con cualquier causa lo impide. Pero si hay algo que me molesta es que la gente agarre sus desperdicios y los tire ahí nomás; en la calle, en la vereda, en cualquier lugar menos en un cesto. Me molesta, y mucho.

Hoy, cuando volvía a casa, veo a un flaco que baja de su auto con un cigarrillo y lo tira directamente en la calle. Me dio bronca. Y repito, yo no soy EL ecologista. Seguro hago un montón de cosas que provocarían la ira de Greenpeace. Pero no hace falta formar parte de ninguna ONG pro-medioambiente como para darte cuenta de que no tenés que llenar la calle de basura. Así no es la cosa. Pero claro, es lo más cómodo. Y nosotros, en eso, somos los mejores.

Muuuuuucha gente se la da de “civilizada” y juzgan los actos ajenos con unos aires de tal superioridad moral. Son todos Madres Teresa. Pero a la hora de tirar cosas en la vereda no tienen ningún problema. “Es un papel nomás”, te dicen cuando vos “rompés las bolas” con que lo levanten y se lo guarden o lo tiren en algún tacho. Un papel nomás. Pero, un “papelito” por pelotudo (perdón, quise decir “por persona”) y estaríamos hasta la nuca de mugre. En realidad, ya lo estamos. Estamos hasta la nuca de basura en la calle.

A veces pienso en que estaría bueno que la gente se ponga a levantar todos los papeles tirados, para ver cuánto se junta (y de paso limpiamos un poco). Capaz así, se darían cuenta de lo sucios que son. Por ahí cambiarían de hábitos. Aunque lo dudo, y nunca lo voy a poder saber con certeza.

Supongamos. Cuántas cosas, cuando uno se pone a filosofar allá arriba (en la estratósfera), tienen verdadero sentido en este mundo? Y no hace falta ninguna substancia loca como para poder plantearse estas cosas. Me arriesgo a decir que todos, alguna vez, nos pusimos a pensar en todo lo que existe, más allá de su existencia misma. Es complicado, algunos me entenderán.

El tema es que cuando uno se plantea el orden normal de las cosas, en un plano fuera de esta normalidad, nota que varias acciones no tienen sentido o por ahí no tienen el sentido que le solemos dar. Y llegas a una conclusión del tipo “Que al pedo que es esto en realidad”. Pero como no estamos los 7 días de la semana, las 24 horas del día, filosofando de esta forma, seguimos haciendo estas cosas sin meditar mucho al respecto.

Y si hacemos todo eso, que al final no tiene mayor finalidad que la que la “normalidad” constantemente le otorga: por qué no cuidarnos de tirar basura en el piso? De última, el mundo (La Tierra) es lo único que persiste a través del tiempo. Y no gracias a ustedes!

Hay que ponerse en actitud de señorita de 2do grado y decir “Vos, en tu casa: tirás los papelitos en el piso? (Y si me contestás que sí, solo para contradecirme, consta que sos bastante forro/a). No, no? Well, guess what! El planeta también es tu casa. O sobre qué te pensás que está apoyado tu lindo hogar?

Todo esto para qué? se preguntarán. Para contar algo que me pasó hace poco. El año pasado ya, noviembre de 2010.

Había salido de la universidad temprano, tipo 8 y media p.m., y estaba esperando el segundo bondi para volver a casa. El lugar tiene bastante movimiento; en la cuadra de en frente (en diagonal) están todas las paradas de colectivo. Yo, estaba apoyado contra la pared del bar que da a mi parada, y por la calle (entre el resto de los autos) aparece una camioneta bastante presuntuosa. Se baja la ventanilla, y el buen hombre que conducía saca con su manito una hermosa (y cargada) bolsa de Mcdonald’s que suelta en medio de la calle. Lo más objetable no fue el suceso en sí, sino la actitud del tipo. La soltó con una naturalidad que daba ganas de agarrar un tacho de basura y vacíarcelo en el capó de su super camioneta. Típico salame agrandadillo, peinado con gel, y con lentes oscuros en plena noche que, gracias al vehículo que maneja, se la da de capo.

Pasó. El tránsito siguió y la bolsa quedó ahí.

En ese momento noté que hacía bastante calor. Calor de noviembre, pero calor al fin. Yo seguía en mi plan de esperar el bondi, mientras que maldecía al “hombre de la bolsa”.
En eso, aparece una señora que venía de hacer las compras. No le presté atención. Del embole, revoleaba los ojos de acá para allá y me di cuenta de algo. La señora se había frenado, y se puso en plan de refrescarse. No la culpé.

Tomaba de una latita, aunque es mucho más normal ver a la gente tomar de botellitas. Me sorprendió. Pero ahí no se terminaba el asunto. La venerable ancianita no se estaba tomando cualquier cosa. Se estaba bajando una buena cerveza. “Vieja moderna” pensé. Me causó gracia.

El bondi no venía más y la vieja dale que te dale a la lata hasta que se la terminó. Y aquí lo nefasto de toda la historia. Qué hizo la señora apenas terminó su refresco? Tiró la latita ahí nomás, al lado de un arbolito, y siguió su camino. No me pude ver la cara, pero supongo que habrá sido una mezcla entre asombro y ganas de putear. Vieja sucia! Encima de borracha, mugrienta! Eso es lo que me enerva, lo mismo que con el tipo de la camioneta, que se vayan sin ninguna culpa. Total, alguien lo va a levantar. Y si queda ahí, no pasa nada.

A estas alturas, yo (que tengo suma facilidad para fantasear a lo JD), me había imaginado toda una situación en la que me enfrentaba a la vieja en el ring de 100 % lucha y la cagaba bien a ganchos por no cuidar el medio ambiente. Aplicaba llaves por acá, golpes por allá, hasta que rendida no tuvo más que aceptar mi coup de grâce: achatarle su propia latita en la frente, de un puñetazo!

Justo vino el colectivo, y la señora ya había desaparecido. Pero, aunque sea, me fui con menos bronca; por más que haya sido en sueños, a la vieja le di una buena lección!

PD: Mr. Camioneta, no te cruces en mi camino, porque el próximo en la lista sos vos!

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jueves, 23 de diciembre de 2010

Yo tengo facebook y lo odio (parte dos)

Sobre las páginas de facebook:

A la gente de la que hablé anteriormente no le alcanza con solo contar cada segundo de su vida. Van por más. (Algo que se les debe reconocer es que siempre intentan superarse). ¿Cómo obtener este plus de estupidez? Fácil, 3 palabras: Páginas de Facebook.

Por ahí yo soy muy complicado (lo admito), pero creo que cada acción que hago me define. Algo así como “sos lo que hacés”. Entonces veo a FB como una forma de mostrar quién sos, o más bien cómo sos. Más que nada digo esto por las características que tiene. Ejemplo son los apartados “intereses”, “actividades”, “creencias”, “películas”, “libros”, etc., etc., que uno puede llenar según sus preferencias. Hasta ahí vamos bien.

Acá es cuando aparecen las páginas de FB. Cada vez que te unís a una página de FB, ésta va a llenar alguna de las categorías que mencioné. Por esto, como obsesivo que soy, elijo bien a cuál me voy a unir (recuerdo: yo, efectivamente, me “vendí” a FB y por eso lo uso –aunque con más responsabilidad y menos recurrencia que la mayoría–). No me voy a unir a cada boludez que se me aparezca. ¿Qué necesidad tengo? Ninguna. Solo me uno a lo que siento que me representa/identifica o me gusta. (Tengo la paranoia de que debo ser consistente entre lo que realmente soy y lo que digo ser).

Y aquí la diferencia con el típico usuario de FB.

¿Para qué moderarme y unirme a algunas páginas si puedo unirme a todas? Estoy 99 por ciento seguro que se les pasa eso por la cabeza.

Y la escena y los actores se repiten: Nico abre facebook para ver qué onda Paul McCartney (por ejemplo) y se tiene que fumar todas las publicaciones de los “amigos”. Lo mejor de todo es cómo queda estructurada la publicación cada vez que alguien se une a una página. Ejemplo: A Nico le gusta (con el thumbs up) Paul McCartney. Entonces agarrás, vas bajando y empezás a leer: A Fulano le gusta Comer comida. BIEN! Dentro de todo es sensato. Pero si tan solo terminase ahí.

Seguís bajando y lees: A X le gusta Comerse uno de bondiola en ayunas (todo bien, yo prefiero unas tostadas), A X le gusta Olerse la mugre del ombligo (sobre gustos –por raros que sean– no hay nada escrito), A 3 amigos les gusta Unirse a páginas boludas, A X le gusta ¬¬ (sí, le gusta “¬¬”), A X le gusta A que junto 40 boludos que se unen a esta página, A X le gusta Odio que Brad Pitt me llame cuando estoy con Johnny Deep en la cama (hay 68000 personas unidas; no dejan títere con cabeza estos pibes!), A X le gusta llegaste? No, soy un holograma. Boludo! (esta frase, por lo menos, sirve para la vida diaria), A X le gusta Ves a un chabón feo y le decís a tu amiga Mirá, tu novio, A X le gusta Babear la almohada, A X le gusta Que cornudo/a que sos!, A X le gusta Risa-Maligna-Muahahahahahaha (…), A X le gusta ¿No odias cuando un oso intenta comerse a tu bebe? (no entiendo), A X le gusta Las bolas de polvo que crecen debajo de la cama y de repente cobran vida (está hablando del faso… ), A X le gusta Tirarse un pedo sin que nadie se de cuenta y sentirse un Ninja (Tomá! Qué me decís al respecto? Son unos boludos. Aunque… soy sincero, me hizo reír). Y muchos más todavía, tantos que ya no se me ocurren*. Pero he leído cada cosa. De no creer. Y no son solo los nombres, sino la cantidad de páginas así. Y la cantidad de gente que se une.

La solución: la misma. Las listas de contactos. Te armaste tu lista de contactos y chau, no te bancas más esas idioteces que, unidas con las simpáticas actualizaciones de estado (que comenté en el post anterior), crean la tormenta perfecta.

Pero es inevitable quedarse pensando: Qué onda que yo no me uno a todas esas boludeces. Todos se unen y yo no. ¿Soy un anormal? Queda abierta la incógnita, porque no tengo una respuesta (por ahora). Pero para mí, y por ahí le erro, son todos unos boludos. Pero bien, de onda lo digo.

Punto aparte. Llegué, también, (como quien no quiere la cosa) a la conclusión de que soy una persona bastante simple; en tanto y en cuanto se relacione la simplicidad de personalidad al número de páginas que a uno le “gustan”. Si te ponés a mirar algún perfil ajeno ves que un número importante está unido a dos millones de páginas, de las cuales 1.999.999 son idioteces. Personalidades complejas, sin duda. Eso es FB, cuna de los complejos espíritus modernos. Fua!

Sigue. Pero ahora me despido (aunque quedan un par de cosillas por decir).

*Muchas de las páginas que nombro son reales, aunque algunas son una “caricatura” de la situación que se vive actualmente en FB. Lo sé, es preocupante.

PD: estos últimos días me vi obligado a entrar a FB y salir inmediatamente porque no puedo ingresar en mis listas. Como por arte de magia, ya no las puedo usar. No quiero ser un perseguido, pero es posible que a alguien no le guste que hable así de esta red social y estén tratando de intimidarme. Me siento el Sr. X. Temo por mi vida…

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domingo, 5 de diciembre de 2010

Yo tengo facebook y lo odio (parte uno)

Por más contradictorio que parezca: Tengo facebook y lo odio. Simple.

¿Por qué lo tengo? Porque como el celular, por más que lo aborrezcas, debés tenerlo (porque el resto del maldito mundo lo tiene, y es eso o convertirte en ermitaño e irte a vivir a la montaña).

Hace tan solo poco más de un año, yo era uno de esos que orgulloso decía: NO TENGO FACEBOOK (y me la banco!). Me sentía más “especial” perteneciendo a la minoría. Era como no "venderse" y ser realmente libre de todo. (Y esto de la libertad es un tema aparte).

Varios me decían: “Ya vas a caer” como si de algo inevitable se tratase. Hasta que pasó. Llegó el momento en el que caí (y por eso hoy estoy escribiendo este post).

Unos compañeros de la universidad habían filmado un video, supuestamente, graciosísimo y como yo no tenía facebook no podía verlo. Me insistieron (e incluso aplicaron complicadas técnicas de convencimiento) hasta que me abrí una cuenta porque quería saber de qué tanto hablaban*.

Del video en cuestión ya ni recuerdos tengo, así de bueno debe haber sido. Pero lo importante es que había ingresado al maléfico mundo de las redes sociales.

En un primer momento, me entretuve y me la pasé de perlas “descubriendo” todas las “posibilidades” que te brindaba facebook. Comencé, lo admito, a usarlo compulsivamente y me envicié con más de uno de sus juegos online (supongo que para eso están diseñados, para que la gente se haga adicta). Pero el amor solo duró 2 meses (aunque hace un mes tuve una recaída; la mente a veces es débil y las capacidades de persuasión de estos juegos, créanme, muy poderosas). Sin embargo no todo fue en vano, en ese tiempo pude darme cuenta de una de las cosas esenciales de FB: el grado de idiotez de la gente que lo utiliza. No de toda la gente, sino de la gran mayoría.

Lo normal sería, no sé, utilizar el espacio para avisarle algo a alguien, para colgar un video que viste y te pareció copado, para poner un fragmento de tu canción preferida, etc. (Y el “etc.” debe entenderse dentro de un espectro de cosas lógicas y esperables). Todo bien. Hasta ahí lo soporto.

Pero otra cosa, muy distinta, es actualizar constantemente tu estado contando lo que estás haciendo. “Cocinando unas ricas milanesas”. “Haciendo el tp. de … (x materia)". ”Me fui a laburar”. “Me voy a comer con los chicos/as”. ”Con … (tal persona) mirando la tele”. “Al cine con .. (x)”. ”Hoy a … (x boliche). Detallan cada minuto de sus vidas con una precisión, dios mío, increíble. Y no me extrañaría que un día de estos alguien publique “En el baño, con una terrible diarrea”. El abanico de posibilidades es muy amplio e insólito. Doy fe.

Pero no gente, posta: a quién le importa?

Respuesta: al resto de ellos. A los que, como ellos, aplican esa misma metodología. Mientras que se toman un recreíto de contar lo que hacen o dejan de hacer, aprovechan para ver qué hacen los demás. Y yo, como muchos otros, sufren (sufría) como cuando te tenés que bancar el humo del que te fuma al lado (en el caso de que no seas fumador). Porque FB también tiene sus cosas buenas: podés “seguir” tus series o artistas / bandas preferidas y enterarte de las novedades. Pero… a qué precio? Tener que comerse toda esa vorágine de idiotez, solo para leer una o dos cosas que valen la pena es demasiado. La estupidez no conoce de obstáculos, aquí si aplica la frase “el cielo es el límite”. Y dirán "Y ahora, quién podrá defenderme?" El Chapulín Colorado no puede, ya es víctima del nefasto sistema de grupos de FB.

¿Es este el fin?

No. Cuando todo parece perdido, ahí es cuando el buen José Facebook también nos tira unas migajas a los “normales” -creo que como no formo parte del grupo que describí en toda la nota, más que normal, soy un raro o al menos un anti-social, pero bueno...- y nos da (con lástima) la opción de armar listas de contactos.

Te toma un buen rato, pero lo vale. Te armás tu listita, que sabés que vas a consultar siempre, y problema resuelto. La próxima vez que entres a FB recurrís a tu hermosa técnica de supervivencia y te enterás solo de lo que te querés enterar y no de si a Fulanito se le quemó la ensalada mientras se sacaba fotos para actualizar su perfil.

Esto sigue, lamentablemente.

PD:

  • No me la doy de intelectual, solo tengo acceso a internet (como la mayoría de los usuarios de facebook).
  • Perdón si por momentos me puse muy "comillero".

*la curiosidad mató al gato.


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