domingo, 15 de agosto de 2010

Sobre la vez que estuve muerto

Créanme que una vez estuve muerto.
Y yo no era yo.
Era él.

El mediodía de europa.
La noche de mi patria.
Era todo un soñador.

Acaricié el suelo.
La gente no se podía acercar.
Alguien me sostenía.

Hermoso lugar.
Desafortunadas las circunstancias.
Aunque no lamento el viaje.

A un lado y al otro de la valla, la muerte.
Uno era un soldado. Otro era yo.
Y otro era él, pero no lo sabía.

Mi vida estaba en juego.
Un soldado no podía perder.
Yo aún menos.

Tosí sangre.
Ese soldado debía velar por mí.
Y así lo hizo (aunque en vano).

Sentí morirme.
Sentí el terror ajeno.
Sentí dejar de ser.

De repente estaba afuera del espectáculo.
Vi el cuadro y aprecié su alma.
Pude vernos.

Estaba muriendo y ya no hacía nada para evitarlo.
Pero yo ya no era yo.
Era él.

Nunca estuve muerto.
Pero en ese momento final,
él pudo ver(me) morir.

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