martes, 15 de noviembre de 2011

De caras y caretas (y gente estúpida)

Cómo intentar denunciar al caretaje, que se come todo a su paso, y no quedar como un careta más que se la da de intelectual?

Es lo más difícil del mundo y me rompo la cabeza todos los días pensándolo.

Si hago una relectura simplista de Adorno y Horkheimer puedo darles toda la razón y decirles: estamos cagados, la gente es cada vez más pelotuda. De todos modos, a los ojos de la crítica frankfurtiana seguramente yo califico como un pelotudo más, un consumista.

Puedo llegar a admitir parte de eso. Porque en esta sociedad nadie safa de convertirse en un idiota o al menos comportarse como tal en algún momento de su vida.
La pelotudez de la gente está a la vista. Abramos FaKebook. La gente es feliz. La gente es profunda. La gente es… idiota. Basta. No pesa la careta?

Y peores son los Mesías. Los falsos hippies, los falsos artistas. Basta. Van arruinando todo con cada letra que escriben en un muro. Dejen de posar. No tienen nada para decir. Sólo reproducen y quieren ganarse la admiración del resto de los idiotas que idolatran lo que venga.

Todo está tan forzado. Es increíble como soportan el peso de estar actuando todo el tiempo. No son artistas, no son creativos. Sólo les importa ser cool y que la gente les diga “Wow, sos re artista”. Yo les digo “Son unos pelotudos”. Y digo todo esto a riesgo, bien sabido, de quedar como el que se quiere hacer el renegado (Lorenzo Lamas -platillos por favor-); el que quiere nadar contra la corriente; el que se quiere hacer el crítico, el intelectual; el resentido por no ser popular?; en fin, el cool?

Basta.

PD: ahora cuelgo esto en FaKebook. Ojalá alguien lo lea y recapacite un poco. O en su defecto, se sienta como un idiota.