martes, 25 de enero de 2011

Me derrito

Aquí vengo a evitar uno de esos "silencios incómodos". Este post no es nada más que eso; un relleno, un intento de uso del espacio.

Tener un blog en verano es complicado. Más complicado si tu computadora (creo que hasta apagada) libera miles de grados que se acoplan a los propios del ambiente.

Entonces, esta es la ecuación a tener en cuenta:

blog + calor del verano + calor de la pc* = - posts

* donde:

calor de la pc = yo no tengo notebook para ir a escribir afuera

yo no tengo notebook para ir a escribir afuera = tengo que escribir en mi pieza

mi pieza
= lugar donde el sol pega duro y parejo todo el día

Anoche me había tirado a dormitar tipo 11 (con el aire acondicionado prendido*) y me formulé en la cabeza un post bastante bueno. Dije "Mañana me siento en la pc y lo escribo bien". Pero ahora... aquí y ahora, con estos treinta y tantos grados de temperatura, la verdad es que no puedo escribir nada. No tengo ganas. Más, porque sé que no puedo escribir en forma breve. Siempre me extiendo y escribo pergaminos hiper extensos. Y me voy a pasar 3 horas encerrado acá adentro.

Cuando tenga un tiempito y merme un poco esta sensación de sofocación que nos regala el maravilloso verano, seguro me siento y escribo algo. No sé realmente ante quién me excuso pero bue... Si algún martes, jueves, sábado o domingo próximos vienen más livianos de calor, me comprometo a escribir algo (por lo menos) accidentalmente decente. Pero por ahora, el sol y el curso de portugues me tiran para atrás. Que lamentable.

Es así, lo que mata es la calor.

*El a/a de la pieza de mis viejos. Yo ni ventilador tengo... estos días no pude dormir, aún con la ventana abierta de par en par.

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martes, 18 de enero de 2011

Meu nome é Nicolacinho

Ideal para estos días de enero es empezar a cursar materias veraniegas como Portugués 1. Todo sea por procurarme un día libre a la semana durante el semestre. Desde el 17 de enero hasta el 9 de febrero, curso intensivo de portugués (escrito y oral). Lunes, miércoles, y viernes. En el mejor horario del día, de 13 a 17 hs.

Ayer, la primera clase. Bastante simpática. El gordito que dicta la materia la tiene atada y no tiró una sola palabra en castellano en las 4 horas.

Como entender, entendí todo. El tema es que me confundo un poquinho. Porque quien sepa hablar en portugués sabe que algunas palabras se escriben igual que en español, pero se pronuncian distinto. Y para los salames recién iniciados en esta lengua, que es bastante graciosa* (por no decir “boluda” y así evitar conflictos internacionales), al principio nos cuesta escribir las palabras como son, y no como se pronuncian.

También se suma el choque de las pronunciaciones; o sea, decir “argentino” (fonéticamente: aryenchinu –bah, creo que era así–) es relativamente una boludez. Pero cuando lo vas a decir, la lengua se traba en el intento de decir yen seguido de chi, y ahí sí que te sentís un reverendo zapallo.

Más zapallo te sentís gracias a la dinámica de la clase. Dificultades de pronunciación aparte, aprender a decir tu nombre, apellido, nacionalidad, lugar de residencia, edad, estado civil, profesión, el alfabeto y los números, es un insulto bastante fuerte a tu intelecto.

Pensás que aprender esa clase de cosas es más bien característico del niño que aprende sus primeras palabras en inglés y te las dice contento, creyéndose (en su ingenuidad de infante) poliglota. Y vos, que sos bastante forrín, pensás “Sí… buenísimo chiquitín. Cuando te banques un episodio de Friends sin subtítulos, hablamos!”

Acá el karma cumplió su misión.

Llegué a casa y les dije a mis viejos “Calensé cómo falo en portugués: Meu nome é Nicolás. Meu sobrenome é Navarro. Nao tenho apelido (aunque desde ahora sientansé cómodos de decirme ‘El pelotudo’). Moro em Bs. As. Tenho vinte e dois anos, sou solteiro e sou estudante de comunição.”

Soy un ídolo. Nací para esto.

Y ahora estoy haciendo la tarea. Buscar en diarios brasucas 3 palabras ejemplo de cada regla gramatical de la lengua portuguesa. Traducción: Diversión garantizada.

En líneas generales, hasta este momento (primera clase), parece bastante fácil la cosa. Ayer el gordo, después de mi breve parlamento, me tiró un “Impresionanchi Nicolás”. (Fuaaa! Ninguna lengua tiene misterios para mí). El viernes que viene tenemos parcial. Ya veo que el gordito se decide a sacarse la careta de buena onda y nos la manda a guardar bien copadinho.

Yo, por las dudas, sigo practicando: Meu nome é Nicolás… Meu nome é Nicolás… Meu nome é Nicolás… Meu nome é Nicolás… Meu nome é Nicolás… Meu nome é Nicolás…


ACLARACIONES:

* Cuando digo “[…] bastante graciosa (por no decir ‘boluda’ […]” hago referencia, por ejemplo, al hecho de que no tengan consonantes conclusivas. Que me digan que no dicen Hip Hop, sino que dicen (fonéticamente) Ipi Opi, me hace dudar de la seriedad del idioma. “No dicen picnic, dicen Piqui Niqui”. Y el mejor, sin dudas, es PING PONG, que según ellos es algo así como Pingui Pongui.

Y Pelé es el mejor del mundo? Andá a lavarte las bolas Brasil!

* Dato de utilidad:

El profesor nos batió la posta de primera. Si van a Brasil, es sábado por la noche y quieren morfarse una grande de muzza, procuren pronunciar a más no poder la “zz” de pizza.

No pidan al boleo y digan “Boas noites. Uma piza, por favor”.

Cuando se les aparezca un garoto bien equipado, con una sonrisa de lado a lado, no digan que yo no los previne.

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viernes, 14 de enero de 2011

Te comieron la lengua los ratones?

La historia es así: yo juego a la pelota, semanalmente. Los sábados. A veces, sábados y domingos o lunes (como esta semana). Como cualquier otro pibe normal de veintitantos.

Sobre mis habilidades, qué podría decir? Honestamente, decir que soy uno más del montón sería lo más acertado. No soy ni bueno ni malo. Soy un jugador discreto. No creo restar en ningún equipo, a menos que sea un equipo de Messis y Ronaldinhos.

Si me dan a elegir, me quedo jugando abajo, de último hombre. Marco bastante bien, no es tan fácil pasarme. Y a la hora de sacar el C. Ronaldo que todos llevamos dentro, y querer hacer todas las jugadas, las hago. De acá a que me salgan es otra cosa. Pero ya dije que mi lugar es la defensa.

El tema es que, con cada partido (y de forma progresiva), los golpes que me llevo de recuerdo aumentan. Cada día me pegan más. Tengo un compañero, que se caracteriza por patear mucho y con precisión quirúrgica. De él, siempre espero un buen golpe. Pero, cada vez más, todo el mundo me caga a patadas.

El sábado pasado no fue la excepción, aunque me pasó algo nuevo. Me comí un buen manotazo/piña. Un pibe del otro equipo se venía para nuestro arco y salgo a marcarlo. Corrimos hasta la línea de fondo y ya lo tenía cocinado. Pero el flaco, como no podía deshacerse de mí, tira el brazo. El brazo impacta en mi cara.
Ya no me acuerdo. Pero creo que se la saqué, toqué con el arquero, y salimos jugando tranqui. (Al margen: los bailamos sabrosísimo). Sin embargo, me sentí incómodo. Ahí me di cuenta de que, aparentemente, corrí (tras la pelota) con la lengua afuera. (Bien de boludazo). Así que, haciendo una ligera traducción: me pegan una piña = me muerdo la lengua.

Me quedé al costado y uno me pregunta:
-“Qué te pasó?”
-“… Me modí da dengua. Da conch de da doda.”

No le di mucha bola, siguió el partido y ganamos.

El lunes jugué de vuelta y estaba bien, normal. (Al margen: unos profes de la universidad, literalmente, nos humillaron. Es vergonzoso decir por cuánto perdimos, aunque sí puedo decir lo que dijeron nuestros verdugos sobre mi desempeño. “Che se comieron un re baile, pero LEJOS Nico fue el mejor de la cancha.” Tanto así, que fui el único al que invitaron para jugar en el futuro. Me levantaron la autoestima futbolística).

El asunto fundamental de esta historia se dio recién el martes. Me levanté. Cuando me lavo los dientes, quién sabe por qué, me dolió el alma. Me miro en el espejo y me encontré una llaga. EN LA LENGUA! Lo que me mordí, cual pokemon que evoluciona, se convirtió en una llaga. Y lo que dolía/duele!

Del efecto “piña que me comí”, también me corté el labio superior con mis propios dientes. Tomá! Otra llaga más. Pero esa es de las normales. (Ahora pienso, cuán asquerosito es hacer un post sobre una llaga?).

Resultado final: no puedo hablar más. Al menos sin llorar. No puedo comer sin llorar. Me expreso a través de unos sonidos guturales que solo interpreta mi hermana. Encima, cuando la gente te busca charla, cuesta demasiado decir que no podés hablar! No soy un debilucho que no se banca una llaguita! Esta es la reina de las madafakas llagas. Duele demasiado.

Desde el mismo martes que le estoy dando con bicarbonato, sal, Oralsone, y nada. No pasa toronja! No se me va más. Para colmo, ayer fue el cumpleaños de mi papá. Hubo mucha comida y me castiga saber que no pude comer casi nada. Debo admitir que con un poquito de alcohol me adormecí la lengua, pero nada más que eso. Al rato, el dolor de vuelta. Me duele mucho, y más que nada, ya me rompe las bolas.

Aun no deduzco por qué, pero el único momento del día en que no me duele, es la media hora en la que salgo a correr. Cuando vuelvo no me duele y puedo hablar normal. Media hora después, otra vez el sufrimiento. Desconozco qué provoca este alivio temporal, pero la verdad es que ya no me banco la sensación de agujas en la lengua.

Redondeando. Les doy un humilde consejo:

Nunca corran con la lengua afuera (ni tampoco con tijeras en las manos, por las dudas)!

Me voy a seguir llorando.

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sábado, 8 de enero de 2011

Los ecologistas

No soy activista ni nada, mi falta de compromiso total con cualquier causa lo impide. Pero si hay algo que me molesta es que la gente agarre sus desperdicios y los tire ahí nomás; en la calle, en la vereda, en cualquier lugar menos en un cesto. Me molesta, y mucho.

Hoy, cuando volvía a casa, veo a un flaco que baja de su auto con un cigarrillo y lo tira directamente en la calle. Me dio bronca. Y repito, yo no soy EL ecologista. Seguro hago un montón de cosas que provocarían la ira de Greenpeace. Pero no hace falta formar parte de ninguna ONG pro-medioambiente como para darte cuenta de que no tenés que llenar la calle de basura. Así no es la cosa. Pero claro, es lo más cómodo. Y nosotros, en eso, somos los mejores.

Muuuuuucha gente se la da de “civilizada” y juzgan los actos ajenos con unos aires de tal superioridad moral. Son todos Madres Teresa. Pero a la hora de tirar cosas en la vereda no tienen ningún problema. “Es un papel nomás”, te dicen cuando vos “rompés las bolas” con que lo levanten y se lo guarden o lo tiren en algún tacho. Un papel nomás. Pero, un “papelito” por pelotudo (perdón, quise decir “por persona”) y estaríamos hasta la nuca de mugre. En realidad, ya lo estamos. Estamos hasta la nuca de basura en la calle.

A veces pienso en que estaría bueno que la gente se ponga a levantar todos los papeles tirados, para ver cuánto se junta (y de paso limpiamos un poco). Capaz así, se darían cuenta de lo sucios que son. Por ahí cambiarían de hábitos. Aunque lo dudo, y nunca lo voy a poder saber con certeza.

Supongamos. Cuántas cosas, cuando uno se pone a filosofar allá arriba (en la estratósfera), tienen verdadero sentido en este mundo? Y no hace falta ninguna substancia loca como para poder plantearse estas cosas. Me arriesgo a decir que todos, alguna vez, nos pusimos a pensar en todo lo que existe, más allá de su existencia misma. Es complicado, algunos me entenderán.

El tema es que cuando uno se plantea el orden normal de las cosas, en un plano fuera de esta normalidad, nota que varias acciones no tienen sentido o por ahí no tienen el sentido que le solemos dar. Y llegas a una conclusión del tipo “Que al pedo que es esto en realidad”. Pero como no estamos los 7 días de la semana, las 24 horas del día, filosofando de esta forma, seguimos haciendo estas cosas sin meditar mucho al respecto.

Y si hacemos todo eso, que al final no tiene mayor finalidad que la que la “normalidad” constantemente le otorga: por qué no cuidarnos de tirar basura en el piso? De última, el mundo (La Tierra) es lo único que persiste a través del tiempo. Y no gracias a ustedes!

Hay que ponerse en actitud de señorita de 2do grado y decir “Vos, en tu casa: tirás los papelitos en el piso? (Y si me contestás que sí, solo para contradecirme, consta que sos bastante forro/a). No, no? Well, guess what! El planeta también es tu casa. O sobre qué te pensás que está apoyado tu lindo hogar?

Todo esto para qué? se preguntarán. Para contar algo que me pasó hace poco. El año pasado ya, noviembre de 2010.

Había salido de la universidad temprano, tipo 8 y media p.m., y estaba esperando el segundo bondi para volver a casa. El lugar tiene bastante movimiento; en la cuadra de en frente (en diagonal) están todas las paradas de colectivo. Yo, estaba apoyado contra la pared del bar que da a mi parada, y por la calle (entre el resto de los autos) aparece una camioneta bastante presuntuosa. Se baja la ventanilla, y el buen hombre que conducía saca con su manito una hermosa (y cargada) bolsa de Mcdonald’s que suelta en medio de la calle. Lo más objetable no fue el suceso en sí, sino la actitud del tipo. La soltó con una naturalidad que daba ganas de agarrar un tacho de basura y vacíarcelo en el capó de su super camioneta. Típico salame agrandadillo, peinado con gel, y con lentes oscuros en plena noche que, gracias al vehículo que maneja, se la da de capo.

Pasó. El tránsito siguió y la bolsa quedó ahí.

En ese momento noté que hacía bastante calor. Calor de noviembre, pero calor al fin. Yo seguía en mi plan de esperar el bondi, mientras que maldecía al “hombre de la bolsa”.
En eso, aparece una señora que venía de hacer las compras. No le presté atención. Del embole, revoleaba los ojos de acá para allá y me di cuenta de algo. La señora se había frenado, y se puso en plan de refrescarse. No la culpé.

Tomaba de una latita, aunque es mucho más normal ver a la gente tomar de botellitas. Me sorprendió. Pero ahí no se terminaba el asunto. La venerable ancianita no se estaba tomando cualquier cosa. Se estaba bajando una buena cerveza. “Vieja moderna” pensé. Me causó gracia.

El bondi no venía más y la vieja dale que te dale a la lata hasta que se la terminó. Y aquí lo nefasto de toda la historia. Qué hizo la señora apenas terminó su refresco? Tiró la latita ahí nomás, al lado de un arbolito, y siguió su camino. No me pude ver la cara, pero supongo que habrá sido una mezcla entre asombro y ganas de putear. Vieja sucia! Encima de borracha, mugrienta! Eso es lo que me enerva, lo mismo que con el tipo de la camioneta, que se vayan sin ninguna culpa. Total, alguien lo va a levantar. Y si queda ahí, no pasa nada.

A estas alturas, yo (que tengo suma facilidad para fantasear a lo JD), me había imaginado toda una situación en la que me enfrentaba a la vieja en el ring de 100 % lucha y la cagaba bien a ganchos por no cuidar el medio ambiente. Aplicaba llaves por acá, golpes por allá, hasta que rendida no tuvo más que aceptar mi coup de grâce: achatarle su propia latita en la frente, de un puñetazo!

Justo vino el colectivo, y la señora ya había desaparecido. Pero, aunque sea, me fui con menos bronca; por más que haya sido en sueños, a la vieja le di una buena lección!

PD: Mr. Camioneta, no te cruces en mi camino, porque el próximo en la lista sos vos!

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martes, 4 de enero de 2011

Resoluciones de año nuevo

○ Juntar las 7 esferas del dragón y pedirle a Shenron que traiga de vuelta a Pablo (y que esta vez venga acompañado por Ricardo).

El resto de las resoluciones están determinadas por las mismas patrañas de siempre.

“Este año me voy a poner las pilas con la universidad”. Esa es la más grosa. Puede durarme como mucho 1 mes. El primer mes del primer cuatrimestre. Y el resto del año, el cómodo regreso al “Yo solo funciono bajo presión”.

Esto es, me rasco fabulosamente –o “extraordinariamente bien”, según RAE– durante la mayor parte del año y me pongo las pilas en esas últimas dos semanas de cada cuatrimestre.

Y sobrevivo. Lo logro. Apruebo, promociono, rindo bien, etc., etc. Pero sin pena ni gloria. O más bien, con pena y sin gloria. Cuáles son los indicadores de que Nicolás está transitando el final de cuatrimestre? La espuma en la boca, los ojos desorbitados, el pésimo estado físico, entre otros. Porque en ese par de semanas, hago todo lo que tendría que haber hecho en 4 meses y las neuronitas sacan chispas.

Pero como dicen los que saben: “Sarna con gusto no pica”. Al que gusta de invertir su tiempo en ocio (léase, parasitar en la pc, en la televisión, o en cualquier lugar que esté alejado de libros y apuntes académicos), que después no se queje de los resultados. “Te gusta el durazno? Bancate la pelusa” sentencia el dicho popular.

Por ejemplo: para qué maquinarme con que me podía haber ido mejor, en el 2010, si hubiese sido aplicado y metódico. “No se llora por la leche derramada”.

Pero mi subconsciente competitivo (para con los compañeros de cursada) puede más. Miro para los costados y todos lucen unos hermosos dieces y nueves. Yo, apenas unos ochos y nueves. Los dieces están negados para mí. (Mejor dicho, me los niego a mí mismo).

Y bueno, entonces a aguantarse! Parafraseando a Dos Caras, en The Dark Knight, uno elije su propio destino (o algo así).



Wait. Esto me dejó pensando…

Ya tengo una resolución! Resolución posta posta!

Este año… Voy a ser el Nerd Supremo!

Sí! Nada más que dieces para mí. Ma’ qué conquistar el mundo ni ocho cuarto! Este año: Ser el más nerd!

Aunque… pensándolo bien, mucho trabajo. Creo que, mejor, lo dejo para el 2012.

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viernes, 31 de diciembre de 2010

Último post del año (Balance 2010)

Hace un año mi vida era bastante similar a lo que es hoy. Eso sí, era más joven. Pero qué se le va a hacer; ahora, por lo menos, soy más sabio…

Hace un año no tenía blog, y me representa todo un enigma saber en qué gastaba el tiempo libre que ahora gasto acá.

Este post opera más que nada a modo de balance. Del blog y personal.

El Autobús Trágico nació, con otro nombre (aunque EAT siempre fue mi idea original), allá por mayo de este año, cuando –por no tener nada mejor que hacer, y después de ver Blogosfera en Canal A– decidí dejar de escribir en archivos de Word, que solo yo leía, e incorporarme en el mágico mundo de Blogger. Y así, empezó el viaje mágico y misterioso.

En un comienzo, fue bastante fatídico el tema del blog y se me fueron las ganas de seguirlo. Para que se den una idea, yo soy el típico pelotudo que se espanta con solo oír la palabra proactividad. Soy esa clase de persona que tiene cero iniciativa, cero determinación, cero liderazgo y esquiva toda oportunidad de destacarse en lo que sea. Soy el típico “perfil bajo”. Esto no significa que sea un boludo equiparable a un vegetal, sino que soy demasiado indiferente con el mundo en general y no me interesa llamar la atención de nadie. (Por lo menos lo reconozco). Y así, como salame que soy, no se me ocurrió mejor idea que decirle a un compañero de universidad que abramos un blog entre los dos.

La idea era ver cómo se me daba con esto de escribir regularmente, y como el pibe era mi exacto opuesto –el típico papanatas que se la cree, que le gusta estar en el centro de todo y que, de hecho, cree que el universo y todos los cuerpos que forman parte de este determinan sus movimientos según lo que él esté haciendo– consideré conveniente realizar esta “sociedad”, que era lo que iba a permitir que yo de alguna forma “arrancara” a hacer algo, aunque sea escribir en un blog. Sumado a esto, estaba mi confianza en que Blogger no era joda. Pensaba “Esto no es para cualquier boludo” y me tiraba más atrás todavía. Así que incurrí en el plan que detallé.

Desde el principio todo fue bastante molesto. Tenía infinitas diferencias “creativas” y era un terrible dolor de bolas tener que lidiar a diario con el chabón. La culpa la tuve yo, por no quererme abrir solito un blog (tampoco era la gran cosa). Pero uno no se da cuenta de la simpleza de las cosas hasta una vez echa la cagada.

La cosa fue mutando y el que le restó importancia al blog finalmente fui yo. No quería saber más nada, ni con el blog ni con este pibe. Y así fue que, en una infinita muestra de su benevolencia (al menos así se lo figuró él), me “cedió” el espacio para que yo “haga lo que quiera”. Se preocupó demasiado, era tan fácil como abrirme un blog nuevo y a la mierda. Y en cualquier momento lo iba a hacer, eso está fuera de discusión.

A todo esto, un comentario al margen. En el hipotético caso de que un día un rayo me dé directo en la cabeza, me despierte convertido en un genio, empiece a escribir nada más que genialidades (soñar no cuesta nada) y me comience a llover reconocimiento y dinero, este zopenco va a aparecer pidiendo que se le reconozca su influencia en mi “trabajo”. ESTA te voy a reconocer. BOLUDO! Cómo si te debiese algo.

Pero bueno. To make a long story short, el tipo en cuestión estaba (cómo decirlo?) loquito. Resultó ser de esas personas que termina obsesionada y se dedica a fastidiarle la vida a todos aquellos que no le siguieron la corriente. Se peleó con todo el mundo y ahora media universidad lo odia. Como para que se entienda lo que era/es el flaco. El universo me dio la razón.

Volvamos al punto, pues me extendí demasiado para hablar de los orígenes del blog.

Balance.

Hoy termina el año y quedan 43 post. Espero haber mejorado desde el primero hasta este último que estoy escribiendo. Espero haber dicho algo coherente en todo este tiempo, haber escrito algo de su agrado (a usted me refiero, a quien lee). Espero haberle provocado alguna sensación (buena o mala, pero genuina al fin), haberle hecho quedarse pensando, haberle movido algo en su interior (me conformo incluso con haber sido su Activia y haberle acelerado el tránsito intestinal). Espero haber cambiado algo, por más mínimo que sea.

En términos personales, fue un año normal. Un embole regular. Mal año para el amor, pero qué se puede hacer. La familia óptima, no me puedo quejar. Las amistades, siempre están. Lo académico: 6 materias metidas, a razón de un promedio general de 8,5 (paupérrimo, dadas mis posibilidades reales en materia de tiempo y neuronas). Campeón (de bronce, pero campeón al fin!) junto a mi equipo, en el torneo interno de fútbol de la universidad. Más literatura leída (no demasiada), menos salidas y borracheras (las echo de menos). Más y menos, de lo mismo de antes. No se me ocurren otras cosas que sopesar. Pero el resultado final de la balanza es más que positivo. Porque una cosa tiró demasiado para el lado de lo positivo. Quien les escribe, cumplió una de las metas más importantes de su vida: ver en vivo y en directo a un Beatle. Ver a un ídolo de esos que pensás nunca vas a poder ver. Yo vi a Paul… Fua. Yo le grité “Geeeeeenioooooooo!”. Dudo que me haya escuchado, pero yo le grité. Porque yo estuve ahí. Cuesta creerlo, pero estuve ahí… de verdad. Cada uno tiene sueños en la vida, y éste era uno de los míos. Y lo pude cumplir.

Por estas y otras cosas, este ha sido un buen año. Y vaya que lo fue. Habrá que ver dónde estaremos de aquí a un año más. Pero esto queda como documento para comparar.

Tiempo de terminar. A quién haya leído este pergamino, un sincero agradecimiento por gastar su tiempo en esto. Lamento decirle que podría haberse comido un pan dulce o haberse bajado una botella del más fino champagne en vez de patinarse media hora en esta lectura.

Gracias también a los que se subieron al autobús, y a los que alguna vez pasaron y comentaron. Y a los que anduvieron un rato y pensaron “Que blog más choto”, gracias igual. (Aunque les digo: La tienen adentro).

Listo, no más.
Terminen bien este año! Y arranquen el nuevo mucho mejor!

Nos leemos luego.

Nico.

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miércoles, 29 de diciembre de 2010

Martes

A las siete de la tarde
todo en mi patio es más naranja.
The sun is waving goodbye.
Hay una jaula para el pájaro invisible,
y los pesados árboles donde se esconden los de verdad.
Las sombras todavía juegan con las paredes blancas.
Los perros te miran.
Escucho a las abejas.
Escucho la lapicera sobre la hoja.
Los autos, las motos, alarmas.
Los nenes del vecino.
La música, el pibe de en frente.
Mi hermana que prende la tele.
El libro me sigue esperando.
El silbido de un pajarito robot.
Otro levanta la cabeza,
mientras pisa las tejas calientes de la casa de atrás.
Un perro viejo que se despierta
y empieza a ladrar.
Los colores de otra pared.
La rosa que va muriendo,
pero igual asoma.
Las uvas verdes.
La madera y el metal
y las hojas y las hormigas
y vos y yo
y ellos y nosotros
y los pájaros y el aire y el sol
y las máquinas y los vecinos.
En mi barrio nadie se calla a las ocho de la noche.

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