Vamos a difamar un poco de tu locura.
Que lo que destiñe no es esencia,
es superficialidad.
Que de naipes es tu castillo
y tu fortaleza de cartón.
Que lo que chorrea no es platino,
es asco por el vencedor.
A vos te duelen los pelos.
A mí me llora el corazón.
Y cuando se me acalambren los dientes
no prendas el calefón.
Las visiones no vienen de día.
Llegan cuando huye el sol.
No es fuerte la melancolía,
es tibio el viento si viajo con vos.
Los espías de las cerraduras,
que husmean cuando quema el café,
no son los de aquellos días.
No son ni van a volver.
Y cuando se inunde tu noble morada
te invito a tomar el té,
que el beso que no se ve
no está en el aparador.
Agarrá fuerte el paraguas
que frena lo malo que viene,
que las frutillas cuando llueve
no quieren secar la pared.
Y cuando tu viejo pincel se muera
y no quede más por hacer
llamemos a quien cure la duda
y después... después veré.
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