lunes, 13 de septiembre de 2010

Sobre los tesoros

A riesgo de que se equipare este post a una suerte de entrada de diario personal, planteo el siguiente escenario:

En la búsqueda de unas cosas (unos dibujos que hice hace bastante) en el "arcón de los recuerdos", me di cuenta de que era momento de hacer una reducción del inventario. Se estaba comenzando a llenar todo de tierra y temí que la integridad de los elementos que estaban dentro del arca (léase: la caja de la multifunción, que se banca absolutamente todas) corriera algún peligro. Resolví que era hora del mantenimiento anual. Empecé a sacar todo.

Ahora me doy cuenta (y puede quien lea) de cuál es, aproximadamente, la cantidad de recuerdos (materiales) que guardo. Digo esto por el tamaño de la caja; una caja de multifunción, que dentro de todo es grandecita. En fin, ahí adentro guardo todo tipo de cosas, desde revistas, dibujos, libros, naipes, hasta dvds.

Retomo. Hoy, como ya dije, buscando unas cosas, y con la intención de proteger otras que estaban en “lista de espera”, encontré (siempre supe que estaban ahí, no fue sorpresa encontrármelas) unas hojas que por alguna razón tiempo atrás guardé. Pero hoy debo haberme olvidado de esa razón porque ante la falta de sentido que me representaba mantener guardados unos papeles que nada dicen, que alguna vez envolvieron algún regalo o una carta, las tiré. Hoy no encontré una razón para seguir guardándolas. Y acá viene lo importante del asunto: ¿cuándo algo pasa de ser un recuerdo a ser basura?, algo que no tiene utilidad pero que está ahí juntando polvo (y recuerdo: yo soy alérgico). No digo basura como quien dice "Pedazo de basura" como algo que da asco, sino basura en el sentido de que algo está ahí sin motivo aparente. Algo que no tiene más función práctica que la de estar ahí guardado, ocupando un espacio. Sé bien por qué las guardé cuando las guardé (sin querer contradecirme respecto de lo que dije más arriba), pero hoy ya no me parece que eso alcance, por eso se me tornó inútil seguir atesorándolas.

Estos papeles forman parte, sin embargo, de un conjunto más grande de cosas de las que aún no me puedo desprender. Aunque me siento seguro como para decir que es inminente su pasaje a mejor vida. Son recuerdos de alguien a quien quise demasiado y de quien, a pesar de todo, pretendí memorar hasta el más mínimo detalle. Pero bueno, me empecé a dar cuenta con el desembarazo de estas hojas en cuestión, de otra situación. Porque pasé de tener todos esos recuerdos guardados en una caja, que estaba adentro de LA caja, a ponerlos en un folio (porque entran cómodamente en un folio) y dentro del folio sí en la caja original, la más grande. Entonces, vuelvo al planteo original, ¿qué es lo que lleva a uno a decir un día cualquiera "Esto lo voy a guardar de recuerdo"? y un par de años después, en el mejor de los casos, pensar "¿Para qué caranchos guardé esto?". ¿Qué es lo que hace de algo digno de ser recordado y luego le quita tal honor para volverlo totalmente dispensable? Hay algo en el medio. ¿Será el tiempo? ¿Será que uno efectivamente madura? ¿Será que cambié desde aquel día hasta ahora? La respuesta, al menos a esta última cuestión, es SÍ. Es una obviedad, 3 años atrás (quiero suponer) no era el mismo que soy ahora. Era más joven y mucho más ingenuo (quiero suponer). Me importaban otras cosas quizás. Espero haber cambiado para mejor. Ser más fuerte respecto de ciertas cosas, más independiente respecto de otras, pero sospecho que en esencia uno no cambia; de acá a 10 o 20 años más, hay cosas que no cambiaré. Esencia. A las cosas más superficiales se las lleva el viento, como pregona el sentido común. Pero se las lleva porque no eran pilares. Porque no tenían el peso necesario, aunque hicieron de nosotros lo que en definitiva somos.

Por eso digo, otra vez, que nuestra esencia se mantiene intacta. Quiero creerlo así. Aunque lo importante o gracioso (o triste) de todo esto es que, ordenando, me pusiera a pensar en este problema filosófico de (según quién opine) baja calaña. Reflexionar en torno a la llegada de un día en el que podemos desprendernos de cosas que antes no lo hubiésemos siquiera considerado. Y caer en la cuenta de que a otras, caso "mudanza de una caja a un folio", cuesta más despedirlas. Pero creo que el hecho de trasladar recuerdos de una caja a un folio denota una reducción, de eso que se recuerda, en la escala de "valor conmemorativo". Así es que concluyo que todo este proceso muestra, efectivamente, un cambio personal. Superación (¿dulce superación?). Depende de cómo se maneje cada uno, si con la cabeza o con el corazón; pero se produce una inflexión en estos momentos de los que hablo, que arrastran todo un bagaje de situaciones vividas buenas y malas (esto es, recuerdos). Algo que me era elemental ahora ya no lo es; si bien se mantiene presente, pasó a un orden de importancia más bajo.

Pasa.

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1 comentario:

Realmentealpedo dijo...

Jaja, por eso yo nunca tiro nada ;).

Saludos!!

PD: Espero que andes bien ^_^, hace tiempo que no pasaba por acá.