Hoy,
anoche o como sea dormí muy mal. Se combinaron varios elementos que nunca dan
un resultado feliz.
Ante todo,
esta última semana me encuentro bastante nervioso e irascible a causa de un t.p.
(con entrega este jueves) que no me deja vivir tranquilo. La realización de
este trabajo en cuestión requiere de la lectura de toneladas de bibliografía
que aun hoy, lunes, ni sueño con terminar. En fin, enuncio el factor número uno: los nervios.
Punto dos,
relacionado directamente con el punto anterior: de tanto leer se me irritan los
ojos y no puedo evitar frotármelos, lo que resulta en una irritación aun peor.
Punto
tres: por alguna extraña razón anoche (u hoy) hizo 18 grados de temperatura. Eso,
en mi termómetro, es mucho. O sea que me daba vueltas de acá para allá porque
tenía mucho calor.
Y el
elemento final, la (con acentito francés) Pièce
de resístanse, el gran detonante: los mosquitos. Pero no digo “los
mosquitos” como quien dice “uno, dos, tres mosquitos”. Digo “los mosquitos”
como si dijese “la freakin’ convención anual de mosquitos”, que se dio cita en
mi habitación para discutir la agenda nacional y en la que yo venía siendo como una
especie de catering para los concurrentes.
Completemos
la ecuación:
Nervios +
Ojos irritados + Calor + Los mosquitos = Nico listo para matar a alguien y salir en algún episodio de Criminal Minds.
Todo eso,
al cuadrado.
Entre que
me quería arrancar los ojos, estaba nervioso, tenía calor, y los mosquitos que
me picaban en los brazos y en los dedos, no podía ni pensar en dormir.
Pero todo hombre tiene sus límites y a las 04:10 yo
encontré el mío. Se acabó la joda.
Con toda
la determinación me levanté, prendí la luz, y como si fuese Kevin Bacon en esa
película que nunca me acuerdo el nombre -esa en la que se rapa y hace percha a
todos los que le mataron al hijo- me preparé para terminar con cuanto chupasangre
se me pusiese en frente.
Me
sorprendí con la cantidad, eran más de los que hubiese esperado. Pero nada de
eso iba a doblegar mi sed de venganza.
La verdad
es que me lucí y desplegué todo un arsenal de técnicas destructivas. El clásico
“palmeo” o “cachetazo” contra la pared, el letal -y no menos efectivo- “cachetazo
a dos manos”, el tan querido y recordado “aplauso”, el vanguardista “lanzamiento
del buzo al techo”, y hasta lo que di en llamar “La gran Milinkovic” o mejor
conocido como “El remate voleybolero”.
En
cuestión de minutos pasé a mejor vida a aproximadamente 15 mosquitos. Fue mi
Everest (…).
Victorioso,
me fui a la cocina. Ensayé una rápida enjuagada de boca y me coroné campeón con
un vaso de Pesi.
Volví a la
cama, me deshice de varios quilos de frazadas, y me tiré a “seguir”
durmiendo.
Y colorín
colorado… Etc., etc., etc.
Moraleja:
Cuando me enojo soy como Hulk. Así
que… no me jodan. O piénsenlo 2 veces. Do not mess with me. I'm a badass!
Ya está saliendo la ley nueva: "El joder a Nico a las 4 am es perjudicial para la salud".
Otras
especificaciones:
Ya están disponibles los
derechos para la realización de la película. Yo había pensado en algo así como:
“Mosquinator: Destrucción Total. Basada en una historia real”.
Creo que Emilio Disi da justo para hacer de mí, pero igual todo esto es una
idea inicial. Todo se discute. Incluso había pensado en darle una oportunidad a Marley. Se va viendo.
Inversores?
Productores? Cineastas?
Mandenmé
un mail y arreglamos.
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